Las catacumbas de San Francisco es uno de los cementerios más antiguos y conocidos en Lima, Perú la misma se encuentra ubicada en la Basílica y Convento de San Francisco de Lima. En el artículo de hoy nos dedicaremos a explorar todo lo referente a la historia de este lugar, su museo y mucho más.
Tabla de contenido
¿Dónde se encuentran las Catacumbas de San Francisco?
Como bien hemos mencionado, las catacumbas de San Francisco es uno de los cementerios con mayor antigüedad que existen en Lima, Perú. Las mismas están conformadas por una extensa red de túneles y criptas subterráneas, las cuales funcionan como osarios, localizados en la Basílica y Convento de San Francisco de Lima.
El Convento de San Francisco
El convento de San Francisco es un conjunto que incluye una basílica y también conocido como San Francisco el Grande o San Francisco de Jesús, el mismo se localiza en el centro histórico de Lima. Esta iglesia junto con el Santuario Nuestra Señora de la Soledad y la Iglesia del Milagro, se le considera como uno de los lugares más acogedores y artísticos de Lima.
De esta manera, el filólogo y erudito español Ramón Menéndez Pidal, ha comentado con respecto a este lugar, afirmando que: ”Es el monumento más grande y más noble que erigiera en éstas tierras de prodigio la conquista”.
Historia
Este conjunto religioso, sin lugar a duda es uno de los más importantes y mejores centros arquitectónicos que tiene la ciudad, igualmente, también es uno de los más extensos y hermosos legados de la época virreinal, con el tiempo se convirtió en uno de los centros culturales del Perú generando interés en la mayoría de los visitantes.
Los edificios que constituyen el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad, de estilo neoclásico, el propio Convento de San Francisco con una fachada barroca, la Capilla del Milagro, con una entrada también hecha en un estilo neoclásico son los monumentos que forman parte de este maravilloso conjunto.
Luego de haberse creado la ciudad de Luma el 18 de enero del año 1535 por Francisco Pizarro, como bien se sabe, se realizó un trazo del plano de la Ciudad y posteriormente se repartieron los solares. A partir de la orden Franciscana de los Doce Apóstoles le fue cedido uno de ellos, vecino al de Santo Domingo, en el mismo el fray Francisco de la Cruz levantó una pequeña ramada que empleó como capilla.
Con el paso de los años, el Padre De la Cruz tuvo que ausentarse y dado que no había otro franciscano en el valle, el solar quedó abandonado. De esta manera, Pizarro lo integró al que había sido dado a los dominicos y se entregó otro a los franciscanos, en el lugar que ocupa hoy la Capilla de Milagro.
En el año de 1546, llega a Lima Francisco de Santa Ana, quien después de haber recuperado el terreno, comenzó con la edificación de una modesta y pequeña Iglesia, la que más tarde sería mejorada y ampliada con el Convento por el virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza, protector de la Orden.
Mientras transcurría el siguiente siglo, esta iglesia participó en una serie de arreglos y decoraciones que terminaron por convertirla en una maravilla del arte en la época virreinal. Sin embargo, para aquel entonces su construcción no era muy sólida, por lo que en 1614, el arquitecto y obrero mayor del convento, fray Miguel de Huerta, comentó que los pilares del templo no poseían los suficientes cimientos y estaban colocados sobre cascajo.
El 4 de febrero de 1655 ocurrió un terremoto en la ciudad de Lima, a causa de este acontecimiento el templo franciscano colapso en sus cimientos. Con ello se destruyeron sus incalculables riquezas artísticas, viniéndose abajo todo el trabajo duro que había tomado alrededor de un siglo.
A pesar de ello, la Orden no se desanimó ante esta dura realidad. Francisco de Borja, su comisario general, fue el responsable de contratar al arquitecto portugués Constantino de Vasconcellos quien elaboró los planos y del alarife limeño Manuel Escobar, para encargarles que edificaran un nuevo Templo, en el mismo sitio.
De esta forma, se llevó a cabo el posicionamiento de la primera piedra, puesta por el virrey de entonces, Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste, el 8 de mayo de 1657. Luego de esto, en el año 1669, tomó el control de la obra el nuevo comisario general de la orden, fray Luis de Cervela, quien logró culminarla.
La inauguración de este nuevo templo se realizó el 3 de octubre de 1672, pero las reparaciones de su interior continuaron hasta el año 1729. El interior actual del Convento presenta atractivos junto con sus notables patios y jardines, los cuales están rodeados por arquerías con zócalos de azulejos sevillanos del taller de Hernando de Valladares.
En sus muros se cuentan las hazañas hechas por Ricardo Palma, los azulejos fueron colocados por Alonso Godínez, natural de Guadalajara, España, quien fue enviado a la horca por haber asesinado a su esposa, el mismo se confesó ante el guardián de San Francisco el mismo día de su ejecución.
Sin perder más tiempo, el guardia confesor se dirigió hacia el Palacio, para solicitar el perdón de Godínez, esto se le concedió bajo la condición que este utilizara el hábito de lego, además nunca podría salir del convento. Estos azulejos sevillanos, fueron traídos directamente de Sevilla como parte de las donaciones hechas por personas como la famosa Catalina Huanca, quien fuera ahijada de Francisco Pizarro.
En un mismo sentido, la madera de cedro que se empleó para llevar a cabo diferentes obras de arte que presenta el convento, fue vendida por Pedro Jiménez Menacho que era importador de madera, quien como pago por su contribución recibió un pocillo de chocolate, ya que al saborearlo, dejó sobre la mesa los recibos cancelados, sin esperar su retribución.
Sacristía
La Sacristía del templo mayor es una de las joyas más valoradas en la actualidad de todo este conjunto franciscano. Los trabajos de la sacristía se terminaron en el año 1730, destacando su portada, elaborada en el año 1729 por el Alférez Lucas de Meléndez. No obstante, su bóveda colapsó a causa del terremoto de 1966, por lo que desde ese momento se mantiene en la intemperie.
Su restauración se llevó a cabo en el año 1990 gracias a la ayuda dada por el gobierno de España. En el interior se encuentra una bella cajonería, que es utilizada para guardar la indumentaria y los ornamentos litúrgicos, también alberga una importante serie de lienzos del Apostolado atribuida al Taller de Francisco de Zurbarán.
Anteportería
Al pasar por la puerta de este convento se encuentra un ambiente espacioso, con zócalos adornados por azulejos. Este mismo lugar posee la atracción principal un tríptico del Señor Crucificado, cuyas pinturas laterales, son obras realizadas por Angelino Medoro. Asimismo, también se pueden apreciar pinturas de la escuela limeña, de mucho valor.
Portería
En este recinto se puede observar una escultura en madera de Jesús Crucificado, pinturas de santos de la iglesia católica de la escuela limeña del siglo XVII, pinturas hechas como la escuela cusqueña, y dos pinturas en forma de medallón, que se entienden como una representación de los pasajes de la vida de Francisco Solano, hechas con motivo de celebrar su canonización.
Vestíbulo
Es una sala de gran tamaña hecha de madera labrada, con zócalos de azulejos sevillanos. En este lugar se pueden apreciar pinturas hechas por artistas famosos, que representan a santos católicos. En el área central la atracción principal es un templete de estilo rococó del siglo XVIII, elaborado en madera y decorado en pan de oro.
El mismo, anteriormente era utilizado para la fiesta del Corpus Christi, en él se colocaba una custodia de la escuela cusqueña. En la actualidad, se encuentra una imagen de Cristo Salvador, en estilo barroco, del siglo XVIII, que pertenece a la sacristía del templo.
Claustro principal
Es un hermoso patio rodeado por galerías en forma de arcos de medio punto, once por lado, todas son sostenidas por pilastras. Sus paredes tienen la decoración de azulejos sevillanos en el zócalo, que datan del año 1620.
Este claustro principal posee una colección de 39 lienzos hechos en 1671: Son representaciones de la vida de San Francisco de Asís, que fueron pintadas por artistas limeños. En los años 70′ se descolgaron los lienzos para poder restaurarlos, también se descubrieron obras murales que poseían técnica mixta, al temple y óleo, que pertenecían a la escuela manierista italiana durante el primer tercio del siglo XVII.
Estas obras se realizaron en las paredes del recinto, y hoy en día son parte de las investigaciones de restauradores. En los ángulos del Claustro se pueden observar retablos tallados en madera, que son los cuatro momentos de la vida de San Francisco de Asís hechos durante los años 1638 y 1640.
Sala capitular
Es el lugar en donde se reunirán los franciscanos para celebrar sus capítulos conventuales, también era donde elegían a un nuevo superior o trataban algún asunto de importancia. En ella hay dos hileras de asientos con espaldar elevado que rodean la sala y para unir estas hileras está la cátedra, principal o tribuna, la misma está coronada por el escudo de la Orden.
En el centro está una talla en madera en alto relieve con la imagen de Fray Juan Duns Scoto, así como la de la Inmaculada Concepción Patrona de los Franciscanos, ante quien oraban antes de hacer sus reuniones.
La sala capitular de este convento es una sala histórica, ya que en la misma el clero regular firmó el Acta de la Independencia, mientras que en la catedral la firmaron los hombres de parte del clero secular. En un mismo sentido, en su interior se puede ver la presencia de un lienzo que representa a Nuestra Señora de la Antigua, virgen de tez morena.
Salón de Andas
En este lugar se conservan diferentes andas que se utilizan para las procesiones de los santos de la Iglesia Católica, en donde solo se diferencian las siguientes: una de plata repujada, que se emplea en el primer domingo de noviembre de todos los años para la procesión de San Judas Tadeo.
La otra es tallada en madera y revestida en pan de oro de finos calados, la misma fue hecha para las celebraciones por la canonización de San Francisco Solano. La tercera era destinada a San Francisco de Asís, también elaborada en madera y revestida en pan de oro. Esta pieza ha sido utilizada por muchos años en la tradicional ”Procesión del Paso”, entre los templos de San Francisco y Santo Domingo.
Museo o Sala de Profundis
Este lugar era destinado para la exhibición de once lienzos de tres metros, aproximadamente, cada uno de ellos era la representación de la ”Pasión de Cristo” estas obras formaban parte de la colección del maestro flamenco Pedro Pablo Rubens, todas ellas con una gran ejecución, armonía de color y de gran expresión en sus personajes.
Dicen que al igual que todo maestro, el pintor se dedicaba primero a hacer un boceto y sus alumnos continuaban trabajándolo, limitándose muchas veces a dar los últimos toques. Asimismo, es peculiar la manera en la que este lugar se conservó, un balcón de celosías de estilo morisco, llamado el “balcón de Pizarro”, ya que estuvo dentro del Palacio de Gobierno.
Al mismo tiempo, hay otros atractivos de este lugar, entre ellos se puede hacer mención del crucifijo de marfil, que fue traído de la ciudad de Manila, Filipinas, igualmente en el centro de la sala había una cripta donde se sepultaban a los protectores de la Orden.
Refectorio
Antiguamente este recinto era empleado como un comedor. En el mismo se puede observar la famosa colección de quince lienzos que representan a los Doce Apóstoles, a Cristo Redentor, la Virgen María y San Pablo, al igual que destacados cuadros que pertenecen a la artística del maestro Español Francisco de Zurbarán.
Zurbarán fue un artista que realizó obras en un estilo barroco, en su gran mayoría con temas religiosos, en los cuales la composición y el colorido son hermosos que dan la impresión de estar observando una imagen natural. Los trabajos de este pintor están en exposición en los museos más destacados del mundo.
Características de las Catacumbas de San Francisco
Junto con la llegada de los españoles a Sudamérica a mediados del siglo XVI, los colonos comenzaron a hacer los cimientos de lo que más tarde se convertiría en el Virreinato del Perú. En un principio, las sepulturas solo se realizaban en el subsuelo de los templos, bajo la creencia que de esta manera la persona estaría más cerca de Dios, descansando en el suelo sagrado.
Cada una de las iglesias se le construyeron bóvedas subterráneas justo para cumplir este propósito. De este modo, en el año de 1546 comenzó a levantarse lo que hoy en día se conoce como conjunto monumental de San Francisco, compuesto por tres iglesias: San Francisco, La Soledad y El Milagro, que con sus áreas de patios y claustros, conforman lo que actualmente se denomina como Convento de San Francisco.
Las Catacumbas de San Francisco como tal funcionaron legalmente hasta el año 1810, llegando a tener en su interior al menos 25.000 cuerpos, si bien mantuvo inhumaciones hasta mediados del siglo XIX. En el interior de estas catacumbas hay cinco pozos que miden aproximadamente diez metros de profundidad que contienen osamentas.
Estos pozos fueron hechos con la finalidad de servir de protección a la antigua edificación de fuertes sismos. El área total de estas catacumbas no se ha podido determinar a ciencia cierta, existe la posibilidad que haya una comunicación entre sus galerías con el Palacio de Gobierno y la cercana estación de Desamparados e incluso, el puerto del Callao.
Para la construcción de las Catacumbas de San Francisco se necesitaron los materiales de ladrillos y calicanto (una mezcla de cal, arena y clara de huevo). Dentro de las mismas se puede ver una distinción de criptas o bóvedas sepulcrales, las cuales habían estado destinadas a cofradías, benefactores, familias pudientes, construidas debajo de los altares laterales.
Debido al derrumbamiento ocurrido en el año 1656, las bóvedas sepulcrales eran independientes e incomunicadas, las mismas se encontraban debajo de las naves laterales, ocupadas por pequeñas capillas cerradas que le pertenecían a los patronos y cofradías. Luego de la fecha en donde el templo de vino abajo a causa de fallas en la construcción original, se reestructuró, abriendo los cimientos de la Iglesia.
Se realizó una excavación en el sector central de crucero y de la nave central. Al toparse con el descubrimiento de bóvedas independientes, se las comunicó entre sí y con las nuevas, abriendo puertas y pasadizos en los muros primitivos. Todo este trabajo fue realizado por el arquitecto portugués Constantino de Vasconcelos en el año 1672. Luego de terminada la Iglesia de San Francisco en 1672, no se volvieron abrir las bóvedas sepulcrales.
¿Cómo es el recorrido para visitarlas?
Las Catacumbas de San Francisco dejaron de ser empleadas para la inhumación legal, a partir de un decreto de 1821, firmado por don José de San Martín, dando lugar a la aparición de los cementerios laicos en terrenos destinados a este fin, apartados de los recintos de culto religioso, dentro de un proceso de secularización social, a causa de los movimientos independentistas.
Las Catacumbas de San Francisco permanecieron cerradas hasta que llegó el siglo XX, cuando por el año 1947, se consiguió el acceso a pasajes y galerías obstruidos. Esto con el objetivo de llevar a cabo trabajos de excavaciones, limpieza e instalaciones de luz, luego de tres años, las catacumbas fueron abiertas al público.
En todo el recorrido se puede apreciar los techos abovedados planos, los cuales se encuentran unidos por pasajes y arcos de medio punto construidos con ladrillos, calicanto y argamasa. Al mismo tiempo, se pueden ver las fosas rectangulares de cuatro metros de profundidad, con los restos óseos de personalidades de época. En total, existen cinco pozos sísmicos que son osarios a la vez.
Hoy en día, aún se pueden ver las galerías que no se han destapado y a las que el público no tiene acceso. En el año 1983 se realizaron una serie de investigaciones arqueológicas e históricas, que hasta los días actuales continúan, el propósito de esto es poder identificar y datar los cuerpos.
Personajes importantes enterrados en las Catacumbas de San Francisco
Una de los personajes más conocidos es el arquitecto portugués Constantino de Vasconcellos, cuyo sepulcro desapareció en 1805 mientras se realizaba la remodelación iniciada por el presbítero Matías Maestro, el Marqués de Castell Dos Rius, enterrado el 24 de abril del año 1710, don García Sarmiento de Sotomayor y Luna, Conde de Salvatierra, XVII Virrey del Perú, sepultado en el año 1659, Don Manuel de OMS y Santa Pau Senmanant y De Lanuza.
En la cripta de los Venerables se puede encontrar al Fray Juan Gómez, inmortalizado por Ricardo Palma en el libro Tradiciones Peruanas. Asimismo, también se encuentra enterrado el Fray Ramón y Tagle y Bracho, hijo de los Marqueses de Torre Tagle en el año 1780. Por otro lado, el Fray Andrés Corso, unos de los fundadores del Convento de los Descalzos en el Rímac, descansa en las catacumbas desde el año 1620.
En un mismo sentido, en las Catacumbas de San Francisco también está enterrado el Padre Fray José Francisco de Guadalupe Mojica OFM, un conocido cantante mexicano de ópera y actor de cine de Hollywood, quien ingresa a la Orden Franciscana a la edad de 46 años, el 8 de marzo de 1942 y murió en la ciudad de Lima el 20 de septiembre de 1974.
A pesar de que existen muchas catacumbas en las capitales coloniales americanas, sin duda, las catacumbas de Lima son las que poseen el tamaño más grande desde el lado sudamericano, además de tener la mejor conservación. En su extensión, solo es superada por las Catacumbas de París en Francia.
Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada haya sido de gran ayuda. De una misma manera, le hacemos la invitación a leer también: Puerta Del Sol De Madrid y Catedral De Bruselas